lunes, 12 de octubre de 2009

Las nuevas generaciones. Nosotros somos los culpables

Numerosos debates centran su discusión en el tema de cómo son los jóvenes de hoy, nos preguntamos cómo es posible que niños que apenas comienzan sus años de juego independiente, su voluntad se vuelva tan agresiva. Nos echamos las manos a la cabeza al conocer que nuestros infantes y adolescentes son unos gamberros peligrosos, que no se detienen ante nada ni nadie por lograr aquéllo que desean. Nos preguntamos por qué, y cómo acabar con esta situación. Pues bien, en mi humilde opinión creo que es imposible estar tan ciego como para no darnos cuenta de dónde se encuentran las raíces de estas malas hierbas. Conozco yo a una, y a dos... a quienes de pequeñas le aplaudían las "gracias" que hacía la niña, porque como la niña tan chiquitilla bailaba era un primor. Y como la niña sus primeros balbuceos que aprendió a decir eran palabras para que no tenía edad entonces y más aún, palabras para las que no existe edad que las permita, pues qué graciosa era, qué lista. Y otros "piropos" más que iban destinados a la artista y ofrecen una pista de dónde la chiquilla había aprendido tales lindeces. Lo primero que se aprende cuando quieres educar a un perro, es que en el momento de pillarlo in fraganti es cuando debes regañarle, y no vale que en lugar de la reprimenda le rías la travesura porque entonces el animal pensará que ha actuado bien. Pues entre esta especie tan "superior" que se autodenomina la humana, ahora se estila pegarle un gritillo al niño o a la niña cuando está fastidiando a alguien pero como propina inmediata le sigue una carcajada cariñosa. De poco sirve entonces, al pobre pequeño no le ha dado tiempo a comprender, a reaccionar. Qué podemos esperar de una sociedad que premia al menor delincuente por su corta edad pero no se preocupa del desamparo en el que se encuentra el menor víctima de los atropellos insidiosos del gamberro de turno. Vamos por buen camino, intentando controlar el alcoholismo en los jóvenes construyéndoles botellódromos. Una cosa es "El curso del 63", y otra muy distinta "Física o Química" o los anuncios del ColaCao y de ¿Telefónica?. Anuncios, sobre todo el del ColaCao del chaval de "mis zapatillas que digo yo que aquí se quedan" y las siguientes frases prodigiosas que pone el guión...siento una patada en el estómago.

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