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miércoles, 30 de junio de 2010

Perfiles para la historia: Charles Dickens


Nace el 7 de febrero de 1812 en Inglaterra. En plena Revolución Industrial.
Charles Dickens es el ejemplo en el que se cumple la máxima de que nunca llueve a gusto de todos. Y es que fue un escritor tan admirado como criticado.


Él sabía que agradar a unos lectores significa disgustar a otros, precisamente fueron sus virtudes en el manejo del humor y la ironía y su capacidad creativa, la que tanto enamoraron a unos críticos, y estas mismas las que también conllevaron el rechazo de quienes preferían una literatura más realista y acusaban a Dickens de ser demasiado fantasioso. Rechazaban su excesivo sentimentalismo y sus personajes grotescos.
Uno nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta. Y Charles Dickens lo intentó.


Con críticas a favor y en contra, todas sus obras fueron publicadas. Escribía porque le gustaba, y su público supo agradecerlo. Charles Dickens, en principio, no perseguía el fin comercial, sino que sus obras llegasen a todo el mundo. Esto le llevó a escribir sus novelas por fascículos, un formato que no era habitual en sus tiempos. Pero era conciente de las dificultades económicas que atravesaban muchos de sus lectores, que no contaban con recursos para comprar un libro. Sabía bien lo que era eso. A su padre le metieron en la cárcel por no pagar deudas y estuvo viviendo en unos de los barrios más pobres de Inglaterra. Cuenta el propio Dickens que de niño no estuvo muy bien cuidado. No fue a la escuela hasta que cumplió los 9 años y con 12 ya empezó a trabajar en una fábrica de zapatos en condiciones deplorables.

Esas circunstancias, ese mundo problemático y triste le hizo acudir a otra realidad. Un escenario más agradable pero no tan alejado del que vivía cada día. Fue maestro en la descripción de gentes y de lugares, tanto reales como imaginarios. Pero del mismo modo, sus obras están llenas de una fuerte crítica social.

Reflejo de ello es su segunda obra, “Oliver Twist”. La primera novela en lengua inglesa que tiene a un niño como protagonista y obra que escandalizó por la manera en que reintroducía, junto a un niño, el mundo de los criminales.


Charles Dickens pasaba los ratos libres que le dejaban sus obligaciones leyendo. Tobías Smollet y Henry Fielding fueron algunos de los autores que ejercerían una clara influencia en su estilo literario.


Pensaba que las personas “solemos cometer nuestras peores debilidades y flaquezas a causa de la gente que más despreciamos”. Él despreció la explotación laboral de la época, pero no quiso caer en errores. Trabajó duro. Y con esfuerzo y tras pasar mucha miseria como obrero en la fábrica, Dickens llegó a convertirse en secretario legal. Y de ahí a su meta: trabajar como periodista en el Parlamento.

Supo aprovechar todo cuanto veía, todo cuanto acontecía a su alrededor iba almacenándose en sus archivos de novelista y, le ayudó a pulir la que fue una de sus mayores cualidades: las descripciones de sucesos.


Charles Dickens escribía a veces bajo el pseudónimo de “Boz”. Así escribió una de las obras que le aportó mayor popularidad en su tiempo. “Los apuntes de Boz” , que publicó en 1836 y en los que describía cómo era la vida cotidiana en Londres.

De su gran best seller “David Coperfield”, llegó a vender hasta 100 mil ejemplares en muy poco tiempo. Se dice que, para el autor, esta fue su obra favorita y que supone una autobiografía.


Decía Dickens que “El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico”. Y él supo tocarlas todas, no sólo pensó en el público más adulto, también escribió para niños.

El viejo gruñón y avaro, “Ebenezer Scrooge”, de “Canción de Navidad”, se ganó el corazón de todo el mundo. Enzalsando los valores de tolerancia y caridad, en pocos meses, llegaron a venderse 6 mil ejemplares de esta obra que ha sido adaptada varias veces y que nunca pasa de moda.


Charles Dickens fue un hombre muy activo. Combinó varias labores, y lo mismo compaginaba su trabajo de reportero con la escritura de sus novelas, que escribía artículos para los diarios más prestigiosos de Inglaterra y, además, decidió gestionar su propia compañía de teatro. También se hizo cargo de varias asociaciones de carácter caritativo y ofreció seminarios en Estados Unidos Con la intención de lograr un acuerdo a nivel internacional que pudiese poner fin a la esclavitud, y reivindicó la propiedad intelectual. Y fue recibido por la propia reina Victoria.

Charles Dickens actuaba movido por la búsqueda de la justicia en los aspectos más cotidianos. Recogidas en nuestras bibliotecas están “Grandes esperanzas” o “Casa desolada”. Así eran sus novelas. Nunca quedaba ninguna historia por resolver, sus personajes, después de una vida dura, siempre terminaban encontrando la felicidad. Recuperando un amor que creían imposible, como David Coperfiel cuando descubre que Agnes había estado enamorada de él siempre en secreto. Quizá lo plasmó así recordando a María Beadnell, un amor de juventud del que se tuvo que separar, porque a la familia de ella no le gustaba como pretendiente.

En su vida familiar, no tuvo mucha suerte. Vivió diversos romances, tuvo 10 hijos, pero también acumuló varios fracasos matrimoniales.

Charles Dickens murió el 9 de junio de 1870 y sus restos fueron enterrados en la abadía de Westminster.



Perfil emitido en el programa Punto de Partida, de RadioBetis

jueves, 3 de junio de 2010

Juan Ramón Jimenez. Perfiles para la historia


Para los psiquiatras lo suyo era “hiperestesia”, o lo que es lo mismo, una sensibilidad extrema. Para los románticos, ese tono triste y delirante era, sencillamente, los efectos del alma de un poeta.

Juan Ramón Jimenez sufrió de depresiones durante toda su vida. Ya su niñez fue cultivo idóneo para el fruto de la tristeza. Era un niño solitario, que apenas jugaba. Paseaba entre viñas, pinos y olivares, por las bodegas y huertos de su casa familiar en Moguer. Su familia tenía negocios de la tabacalera y elaboraban los licores más ricos refinados.

Pero a pesar de su solitaria infancia, y a por sus poemas, su niñez parecía feliz. En sus escritos se refleja ese deseo constante de regresar a tiempos ya pasados, de recuperar la dulce vida de un niño arropado en los cálidos brazos de unos padres que le quisieron mucho. Por eso, la muerte de su padre, en 1900, cuando él tenía 21 años, fue uno de los golpes más duros para él, una piedra más en el camino hacia el sosiego, un camino que a Juan Ramón se le antojaba demasiado duro.

Sus primeras obras conocidas son “Ninfeas” y “Almas de Violeta”, dos libros de texto que publicó poco antes de la muerte de su padre. Le seguirían poco después “Arias tristes” y “Jardines lejanos”. En ellos recrea la contemplación de la naturaleza y el amor.

Dicen que la sensibilidad extrema da lugar al nacimiento de un artista, y debe ser verdad, porque Juan Ramón Jimenez probó todas las artes: también fue pintor antes de decantarse por la poesía. Y le gustó la música. Aunque era un excelente estudiante, y comenzó a estudiar derecho en la Universidad de Sevilla, no pasó del primer curso. También él sucumbió a los encantos de los poemas del maestro, Gustavo Adolfo Bécquer. Y siguió a Rosalía de Castro y Jacinto Verdarquer. Entre sus amigos se cuenta a Luis Montoto, Rubén Darío y Villaespesa.

Cuentan quienes conocen su vida, que Juan Ramón tuvo multitud de romances, incluso con algunas de las monjas más jóvenes del sanatorio en muchas de las ocasiones en las que estuvo ingresado.

Juan Ramón Jimenez perseguía la felicidad, pero el eco de las preocupaciones terminaba siempre por mantenerlo atado a la melancolía. Preocupaciones familiares, que aumentaron tras la muerte del progenitor, hecho que le hizo sentirse como un niño desvalido. También preocupaciones económicas. Y los propios demonios de su mente, su biografía, que terminaron haciendo mella en la salud del poeta.

Sus mejores años llegaron de la mano de la que fue su esposa, Zenobia. Zenobia era una mujer alegre y con talento. El contraste a la personalidad gris y tormentosa de Juan Ramón. A pesar de las diferencias, Juan Ramón, invadido por esa fuerza invisible que otorga el amor y que transforma en valientes a los enamorados más cobardes, sabía que ella terminaría aceptándole. Y así fue. Zenobia se hizo de rogar pero finalmente se convirtió en su mujer, regalando al escritor los años de mayor esplendor de su vida. Tanto así que los poemas de Juan Ramón cambiaron su estilo. De una etapa sensitiva pasó a una etapa intelectual, de mayor riqueza.

Recordamos cómo no. A Platero

A su luna de miel dedicó una de sus obras más célebres: “Diario de un poeta recién casado”.

Le gustaba escribir sobre lo que conocía: la naturaleza, el mar, la soledad, el amor, y también sobre sus amigos poetas, e incluso sobre un profesor de su infancia al que siempre defendía de las burlas de sus compañeros porque, según estos, no sabía pronunciar bien las palabras. También escribió sobre su tierra, Moguer. De la que, presumen sus paisanos que Juan Ramón se sentía sumamente orgulloso. Pero también Sevilla fue rincón importante para el escritor. Allí se reunía con compañeros poetas en el Ateneo y comenzó a despuntar como poeta.

Estalló la guerra civil. Y se trasladó a Washington. Fue el inicio de un periplo de la pareja recorriendo el mundo. Cuba, México y Miami. El escritor continuó desde el extranjero produciendo textos y cosechando triunfos. Era una figura representativa de España en el extranjero. Al principio, su exilio fue bien, pero la empatía de Juan Ramón, le hizo sufrir la angustia hacia sus patriotas en España, y la distancia le ahogaba. Quería volver y ayudar a los suyos. Más problemas, más desolación. El matrimonio decidió volver, pusieron una casa escuela para acoger a niños afectados por la batalla. Pero con el tiempo, los problemas económicos y la crisis se fueron haciendo cada vez más graves. A la par que Juan Ramón volvía a enfermara constantemente.

En 1951 quien enferma es su amada Zenobia. Un cáncer de matriz la vencía tras meses de lucha con la enfermedad. Zenobia murió el 28 de octubre de 1956. A Juan Ramón se le había ido la luz de su vida, y volvió a sumergirse de nuevo en la más absoluta oscuridad. Un desconsuelo del que los esfuerzos de sus familiares no consiguieron ayudarle a salir.

Juan Ramón JImenez moría dos años después, el 29 de mayo de 1958.

En 1956, el poeta había recibido el Premio Nobel de Literatura, días antes del fallecimiento de su mujer.

A Juan Ramón JImenez se le define como un exponente y defensor de los más elevados principios y tendencias literarias idealistas. Que recorrió el mundo representando a España y declinó los máximos honores.

El 29 de mayo de 1958, Juan Ramón Jimenez emprendía el que iba a ser “Su viaje definitivo”.


Puedes escuchar el audio del programa y este perfil descargándolo gratuitamente aquí:
http://www.megaupload.com/?d=GM9OB8XO




Programa Punto de partida. RadioBetis 89.6fm

miércoles, 19 de mayo de 2010

Perfiles para la historia: Lola Flores


Nació con Alfonso XIII, vivió la dictadura de Primo de Rivera, la 2ª República y la Guerra Civil. Fue testigo de la transición democrática y se fue dejando una España europea. María Dolores Flores Ruiz vino al mundo el 21 de enero de 1923.

Decantarse por una profesión para esta jerezana es complicado. Cantante de copla, bailaora y actriz, en alguna ocasión, presentadora. Es más sencillo afirmar lo que dice el pueblo, que Lola Flores era una artista “por los cuatro costaos”. “La Lola de España”

Su arte lo empezó a demostrar desde muy pequeña bailando y cantando en la taberna de su padre. Tras pasar por la compañía de Manolo Caracol, con sólo 15 años. Y debutó en el teatro Villamarta de Jerez con el espectáculo “Luces de España”, junto a Rafael Ortega, y Melchor y Custodia de Marchena.

Su siguiente paso sería el cine, donde se estrenó interpretando a una gitana con la película “Martingala” en 1940 tras la guerra civil. Al mismo tiempo recorría España regalando su arte y su voz a quienes tenían a bien acercarse a sus espectáculos. Fruto de estos años surgió una de sus canciones más famosas: “El Lerele”.

Pero no era necesario pagar entrada para disfrutar de la gracia natural que desprendía Lola Flores. Estar a su lado ya garantizaba el disfrute.

Gracias a los archivos todos somos testigos de que era una mujer cercana. Dicen sus conocidos que Lola tenía un carácter fuerte, pero un gran corazón. “Un auténtico aluvión andaluz, un torbellino de colores. Era a la vez entraña y misterio.” Y su sangre de pura raza: gitana.

De la “Lolita de jerez” de su infancia a “Lola la Faraona”.

Gracias a las películas que hizo, a su peculiar modo de cantar y a su personalidad, Lola Flores se convirtió en una de las figuras más conocidas tanto en España como en el extranjero. Su carrera estaba en alza. Había formado su propia compañía junto a Manolo Caracol, y había triunfado con su primer proyecto “Zambra”.

Con una sola película se ganó su sobrenombre con el que se conocería durante décadas: “La Faraona”, rodada en el año 1955. Aunque se dice que ese apodo se lo puso el empresario mexicano Cacho Peralta.

Fue nombre de reparto de multitud de películas, entre las que destacan ”EL duende de Jerez”, “el Embrujo”, o “Morena Clara”. Se interpretó a sí misma en la serie Truhanes, que protagonizaba su gran amigo Paco Rabal, con el que ya había trabajado años antes en la serie Juncal.

Pero de actriz y cantante a presentadora de informativos sólo había un pequeño salto, que Lola se atrevió a dar de un modo muy valiente, en el programa de La Trinca.

No todo fue fácil al principio. Tuvo que enfrentarse a la reticencia de los críticos más puristas, que llegaron incluso a cuestionar su voz y su baile. Fue uno de tantos devenires, como la falta de trabajo o la censura. No se libró de líos burocráticos. Pero Lola siempre sacaba sus mejores armas: su temperamento, su originalidad y su improvisación. Y dejando las “penitas” sólo para la intimidad prefirió ser ejemplo de fuerza y optimismo, porque hay que borrar las penas y sentirse estupenda.

Por la película “Una señora estupenda”, Lola recibió el premio a la mejor actriz del Sindicato Nacional del Espectáculo.

En 1962 recibió el Lazo de Dama de Isabel la Católica y en 1967 fue premiada con la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes. También se le concedió el premio de la Orden del Tío Pepe de Oro y la Copa de la Fama. Las llaves de la Ciudad de Marbella, así como un gran avenida en esta misma ciudad. En 1994 se le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

En boca de sus amigos, Lola Flores fue uno de los personajes más atractivos de la España contemporánea, una mujer capaz de hacer historia y convertirse en leyenda. Poseía una fuerza interior, como de otro mundo, que parecía transmitir a los demás. El actor y director Luis Sanz llegó a calificarla como “Un ser por encima de lo normal, un personaje que no se parecía a nadie”. Y que fue irresistible hasta el final. Gente del pueblo, desenvuelta y natural hasta encima del escenario.

Con ella no existían los secretos, sincera hasta el extremo. Sus puertas siempre estuvieron abiertas para todos. Tanto así que en una entrevista a Lauren Postigo contó a España entera cómo quería que fuera su propia despedida.

Sí, Lola sí. Bien lo dijiste: Es ley de vida y todos tenemos que marcharnos algún día. Lola Flores nos dijo adiós el 16 de mayo de 1995, cuando tenía 72 años y después de una lucha de 25 años contra un cáncer de mama. Su capilla ardiente quedó instalada en el Centro Cultural de la Villa, en la plaza de Colón. En un ataúd abierto y amortajada con una mantilla blanca. Más de 15 mil personas acudieron a darle su último adiós. Y la despidieron con aplausos y piropos camino del cementerio de la Almudena donde iba a recibir sepultura, y mientras sonaba como música de fondo: La zarzamora.

A Lola Flores se la recuerda como una mujer única. Que luchó hasta el final y decidió pintar los nubarrones negros de su vida con un torbellino de colores. Lo suyo fue Coraje de Vivir.
Si prefieres escucharnos en radio, puedes descargar el audio gratuitamente. http://www.megaupload.com/?d=8136RPUR


Fuentes:
lavozdeasturias.es
esflamenco.com
wapedia.mobi/es
mitallerdeempleo.freehostia.com
jerezsiempre.com
mundohistoria.portalmundos.com
plusesmas.com
arrakis.es

Imagen tomada de: corbella.de
Nota: Emitido en el programa "Punto de partida" de RadioBetis (89.6 fm), dentro de la sección "Perfiles para la historia".

jueves, 13 de mayo de 2010

Perfiles para la historia: Camilo José Cela


“Con frecuencia, pude hacer más veces lo que quise, que lo que me dejaban hacer; todo es cuestión de aferrarse a una idea o a un sentimiento y no cejar ni un sólo instante en el firme propósito de no abrir la mano jamás”.


Esa es la frase que preside la web de la Fundación en honor a Camilo José Cela y que lleva su nombre. Y es que a peculiar no le ganaba nadie. Cela tenía las ideas muy claras y no se cortaba a la hora de expresarlas. El 11 de mayo de 1916, en la localidad coruñesa de Iria Flavia, venía al mundo Camilo José Juan Cela, un hombre que supo revolucionar no sólo la literatura también el modo de contemplar la vida.


Decía Cela que “Para escribir sólo había que tener algo que decir”, y él tenía mucho que contar. Con 15 años, tuvo que ser internado en el sanatorio del Guadarrama aquejado de tuberculosis pulmonar. Durante su estancia en el centro se refugió en la lecturas de las obras de los grandes clásicos, uno de sus favoritos era Ortega y Gasset. Ese mismo lugar se convertiría en uno de los escenarios inspiradores de la obra que dió vida en 1943: “Pabellón de reposo”, donde recoge los sentimientos de los pacientes que ocupan cada una de las habitaciones del sanatorio.

Cuando Cela tenía 20 años estalló la Guerra Civil. Según datos biográficos, resultó herido en el frente y pasó a ser hospitalizado en Logroño. Cuentan que Camilo José Cela era un liberalista de raíz conservadora, cosa que lo llevó a ser mirado con recelo por la izquierda, y con hostilidad por el fascismo residual más tarde cuando llegó la democracia.

Abandonó la carrera de Medicina para estudiar Filosofía y Letras y asistir a las clases de Literatura que impartía Pedro Salinas. Sus escapadas hizo que entablara amistad con otros autores de la época como Alonso zamora Vicente, Miguel Hernández o María Zambrano.


Tampoco terminó la licenciatura de Derecho, sino que decidió por el contrario dedicarse por completo a la escritura. No lo tenía nada fácil. Por aquél entonces todo parecía en su contra. Pero para Cela “Si el escritor no se siente capaz de pasar hambre, debe cambiar de oficio”. Y él no estaba dispuesto a renunciar a sus dotes literarias. Dicen que malvivió de colaboraciones con la prensa en la posguerra, y es que sus obras sufrieron censura por partida doble: Tanto en España como en Argentina que estaba sumida en el gobierno de Perón. De hecho, su primera novela y una de las más célebres: “La familia de Pascual Duarte”, vió relegada la publicación de su tercera edición a la ciudad de Buenos Aires. Pero es sabido el carácter obstinado que se gastaba don Camilo y llevaba por bandera el dicho de que “ En España, quién resiste gana”. Creó su propia revista literaria, bajo el nombre de “Papeles de Son Armadans” en el año 1956.

Entendía que la función más noble de un escritor era “Dar testimonio, debía hacerlo como acta notarial y fiel cronista del tiempo que le había tocado vivir”. Y así lo hizo. Intentó, con éxito, dibujar un retrato brillante de la época de posguerra. Con una voz narradora única e insuperable. Mostrando las peripecias de sus personajes sin juzgarlos ni preocuparse en comprenderlos. Queriendo expresar a través de sus escritos el desencanto ante el modo de vida de la época, su resignación ante una sociedad corrompida y falta de moral. Lo hace con discreción pero al mismo tiempo con firmeza.

Él mismo autor confesó que para hablar de algo antes convenía experimentarlo para saber qué se siente.

Pionero del “Tremendismo” en España, revolucionó la estructura de la novela con “La Colmena”, donde casi todos los personajes eran igual de importantes y cada uno tenía su conjunto de párrafos conectados con los del resto de personajes, pero sin que por ello el lector se perdiese durante la lectura. Cada personaje tiene su propio lenguaje, sus circunstancias que permiten identificarles. Utilizando un lenguaje descriptivo más violento conseguía dotar de un mayor realismo sus piezas. Plasmaba una atmósfera pesimista en la que era clara la obsesión por el sexo, el aburrimiento, los vínculos sociales y familiares, la resignación, la dureza del día a día.


http://www.youtube.com/watch?v=e2pD86Lkqa8

Fue autor de más de 70 obras de todos los géneros, siendo las más memorables: La Familia de Pascual Duarte, donde recoge las memoria de un campesino extremeño, autor de múltiples asesinatos que temina en el patíbulo. También La Colmena; Viaje a la Alcarria o San Camilo 1936.


Camilo José Cela también ha hecho sus pinitos como actor, y es que destacan de él grandes dotes escénicas, como su voz poderosa o su gran capacidad paródica. Tanto así que han llegado a decir que su vida misma era una parodia y Cela un personaje inventado. Pero lo que siempre fue es un “Inventor de palabras”

Ha recibido multitud de premios, reconocimientos y consideraciones dentro y fuera de nuestro país. Entre ellos el “Forense de Honor" por la Asociación Nacional de Forenses, por la descripción de una autopsia en su novela “Mazurca para dos muertos”, la misma obra que le valdría también para conseguir el Premio Nacional de Literatura en 1984. Fue también Libro de Oro de los Libreros Españoles con “El nuevo viaje a la Alcarria”; Además de Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Cela, que cuenta con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, fue nombrado por el rey, “Marqués de su tierra natal, Iria Flavia”, en 1996.
Cuentan sus allegados, sin embargo, que a pesar de la fama que le caracteriza, Cela, en el fondo, era una persona muy timida. Así habló acerca de sí mismo en una entrevista.


Pensaba Camilo José Cela que “El premio de quienes escriben, duerme en el corazón del lector más lejano”, pero eso no le impidió optar al premio Nobel que le fue otorgado en 1989.

Su voz se apagó el 17 de enero de 2002. Y su cuerpo descansa a los pies de un olivo centenario.


Pero las que no se borrarán serán sus palabras. Pues como Cela decía, Hay dos clases de hombres: quienes hacen historia y quienes la padecen. Y Camilo José cela, padeció en vida, pero sin duda también es de los hombres que han sabido hacer su propia historia.


Fuentes: Fundación Camilo José Cela
Provebia
(Vídeos) Youtube
Imagen. Elmundo.es
Nota: Pertenece a la sección "Perfiles para la historia" conducida por Teresa Bernal en RadioBetis

sábado, 10 de abril de 2010

Un pequeño perfil de Miguel delibes

Para escucharlo descarga gratuitamente el siguiente audio.

http://www.megaupload.com/?d=WFUQ2C7F





Nota: Sección de "Perfiles para la historia" emitido los miércoles en el programa Punto de Partida, de Radio Betis, en la 89.6 fm. Y también puedes seguir su programación online