miércoles, 29 de septiembre de 2010

Su nombre

Amor, amor, amor.
Bautizando en cada momento la palabra amor con el nombre de la persona amada. Provocando que cualquier labio que se acerca a tí termine pronunciando su nombre cual excusa para poder nombrarle tú.
Ese nombre que se desliza suave y goloso en tu boca, y termina derritiéndose en un dulce aroma, oxígeno para tu alma, cancion de cuna que mece tu corazón. Su nombre, esa palabra angelical y al mismo tiempo diabólica, que resucita esperanzas ya muertas, con un poder casi de otro mundo, capaz de regresar al presente algo que ya se fue para siempre.
Su nombre. Lo compartes y crees que todo es posible, cual conjuro poderoso que destruye las barreras, ritual que le trajera ante tí aquí y ahora. Su nombre como tinta mágica hecha para la vida, que tacha los puntos y se inventa nuevas comas, tinta que escribe finales a la medida de nuestra historia.
Su nombre, palabra que hace temblar tus ojos en la tensa espera mientras suplicas a otros labios que, por favor, le nombren.

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