“Con frecuencia, pude hacer más veces lo que quise, que lo que me dejaban hacer; todo es cuestión de aferrarse a una idea o a un sentimiento y no cejar ni un sólo instante en el firme propósito de no abrir la mano jamás”.
Esa es la frase que preside la web de la Fundación en honor a Camilo José Cela y que lleva su nombre. Y es que a peculiar no le ganaba nadie. Cela tenía las ideas muy claras y no se cortaba a la hora de expresarlas. El 11 de mayo de 1916, en la localidad coruñesa de Iria Flavia, venía al mundo Camilo José Juan Cela, un hombre que supo revolucionar no sólo la literatura también el modo de contemplar la vida.
Decía Cela que “Para escribir sólo había que tener algo que decir”, y él tenía mucho que contar. Con 15 años, tuvo que ser internado en el sanatorio del Guadarrama aquejado de tuberculosis pulmonar. Durante su estancia en el centro se refugió en la lecturas de las obras de los grandes clásicos, uno de sus favoritos era Ortega y Gasset. Ese mismo lugar se convertiría en uno de los escenarios inspiradores de la obra que dió vida en 1943: “Pabellón de reposo”, donde recoge los sentimientos de los pacientes que ocupan cada una de las habitaciones del sanatorio.
Cuando Cela tenía 20 años estalló la Guerra Civil. Según datos biográficos, resultó herido en el frente y pasó a ser hospitalizado en Logroño. Cuentan que Camilo José Cela era un liberalista de raíz conservadora, cosa que lo llevó a ser mirado con recelo por la izquierda, y con hostilidad por el fascismo residual más tarde cuando llegó la democracia.
Abandonó la carrera de Medicina para estudiar Filosofía y Letras y asistir a las clases de Literatura que impartía Pedro Salinas. Sus escapadas hizo que entablara amistad con otros autores de la época como Alonso zamora Vicente, Miguel Hernández o María Zambrano.
Decía Cela que “Para escribir sólo había que tener algo que decir”, y él tenía mucho que contar. Con 15 años, tuvo que ser internado en el sanatorio del Guadarrama aquejado de tuberculosis pulmonar. Durante su estancia en el centro se refugió en la lecturas de las obras de los grandes clásicos, uno de sus favoritos era Ortega y Gasset. Ese mismo lugar se convertiría en uno de los escenarios inspiradores de la obra que dió vida en 1943: “Pabellón de reposo”, donde recoge los sentimientos de los pacientes que ocupan cada una de las habitaciones del sanatorio.
Cuando Cela tenía 20 años estalló la Guerra Civil. Según datos biográficos, resultó herido en el frente y pasó a ser hospitalizado en Logroño. Cuentan que Camilo José Cela era un liberalista de raíz conservadora, cosa que lo llevó a ser mirado con recelo por la izquierda, y con hostilidad por el fascismo residual más tarde cuando llegó la democracia.
Abandonó la carrera de Medicina para estudiar Filosofía y Letras y asistir a las clases de Literatura que impartía Pedro Salinas. Sus escapadas hizo que entablara amistad con otros autores de la época como Alonso zamora Vicente, Miguel Hernández o María Zambrano.
Tampoco terminó la licenciatura de Derecho, sino que decidió por el contrario dedicarse por completo a la escritura. No lo tenía nada fácil. Por aquél entonces todo parecía en su contra. Pero para Cela “Si el escritor no se siente capaz de pasar hambre, debe cambiar de oficio”. Y él no estaba dispuesto a renunciar a sus dotes literarias. Dicen que malvivió de colaboraciones con la prensa en la posguerra, y es que sus obras sufrieron censura por partida doble: Tanto en España como en Argentina que estaba sumida en el gobierno de Perón. De hecho, su primera novela y una de las más célebres: “La familia de Pascual Duarte”, vió relegada la publicación de su tercera edición a la ciudad de Buenos Aires. Pero es sabido el carácter obstinado que se gastaba don Camilo y llevaba por bandera el dicho de que “ En España, quién resiste gana”. Creó su propia revista literaria, bajo el nombre de “Papeles de Son Armadans” en el año 1956.
Entendía que la función más noble de un escritor era “Dar testimonio, debía hacerlo como acta notarial y fiel cronista del tiempo que le había tocado vivir”. Y así lo hizo. Intentó, con éxito, dibujar un retrato brillante de la época de posguerra. Con una voz narradora única e insuperable. Mostrando las peripecias de sus personajes sin juzgarlos ni preocuparse en comprenderlos. Queriendo expresar a través de sus escritos el desencanto ante el modo de vida de la época, su resignación ante una sociedad corrompida y falta de moral. Lo hace con discreción pero al mismo tiempo con firmeza.
Él mismo autor confesó que para hablar de algo antes convenía experimentarlo para saber qué se siente.
Pionero del “Tremendismo” en España, revolucionó la estructura de la novela con “La Colmena”, donde casi todos los personajes eran igual de importantes y cada uno tenía su conjunto de párrafos conectados con los del resto de personajes, pero sin que por ello el lector se perdiese durante la lectura. Cada personaje tiene su propio lenguaje, sus circunstancias que permiten identificarles. Utilizando un lenguaje descriptivo más violento conseguía dotar de un mayor realismo sus piezas. Plasmaba una atmósfera pesimista en la que era clara la obsesión por el sexo, el aburrimiento, los vínculos sociales y familiares, la resignación, la dureza del día a día.
Entendía que la función más noble de un escritor era “Dar testimonio, debía hacerlo como acta notarial y fiel cronista del tiempo que le había tocado vivir”. Y así lo hizo. Intentó, con éxito, dibujar un retrato brillante de la época de posguerra. Con una voz narradora única e insuperable. Mostrando las peripecias de sus personajes sin juzgarlos ni preocuparse en comprenderlos. Queriendo expresar a través de sus escritos el desencanto ante el modo de vida de la época, su resignación ante una sociedad corrompida y falta de moral. Lo hace con discreción pero al mismo tiempo con firmeza.
Él mismo autor confesó que para hablar de algo antes convenía experimentarlo para saber qué se siente.
Pionero del “Tremendismo” en España, revolucionó la estructura de la novela con “La Colmena”, donde casi todos los personajes eran igual de importantes y cada uno tenía su conjunto de párrafos conectados con los del resto de personajes, pero sin que por ello el lector se perdiese durante la lectura. Cada personaje tiene su propio lenguaje, sus circunstancias que permiten identificarles. Utilizando un lenguaje descriptivo más violento conseguía dotar de un mayor realismo sus piezas. Plasmaba una atmósfera pesimista en la que era clara la obsesión por el sexo, el aburrimiento, los vínculos sociales y familiares, la resignación, la dureza del día a día.
http://www.youtube.com/watch?v=e2pD86Lkqa8
Fue autor de más de 70 obras de todos los géneros, siendo las más memorables: La Familia de Pascual Duarte, donde recoge las memoria de un campesino extremeño, autor de múltiples asesinatos que temina en el patíbulo. También La Colmena; Viaje a la Alcarria o San Camilo 1936.
Fue autor de más de 70 obras de todos los géneros, siendo las más memorables: La Familia de Pascual Duarte, donde recoge las memoria de un campesino extremeño, autor de múltiples asesinatos que temina en el patíbulo. También La Colmena; Viaje a la Alcarria o San Camilo 1936.
Camilo José Cela también ha hecho sus pinitos como actor, y es que destacan de él grandes dotes escénicas, como su voz poderosa o su gran capacidad paródica. Tanto así que han llegado a decir que su vida misma era una parodia y Cela un personaje inventado. Pero lo que siempre fue es un “Inventor de palabras”
Ha recibido multitud de premios, reconocimientos y consideraciones dentro y fuera de nuestro país. Entre ellos el “Forense de Honor" por la Asociación Nacional de Forenses, por la descripción de una autopsia en su novela “Mazurca para dos muertos”, la misma obra que le valdría también para conseguir el Premio Nacional de Literatura en 1984. Fue también Libro de Oro de los Libreros Españoles con “El nuevo viaje a la Alcarria”; Además de Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Cela, que cuenta con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, fue nombrado por el rey, “Marqués de su tierra natal, Iria Flavia”, en 1996.
Cuentan sus allegados, sin embargo, que a pesar de la fama que le caracteriza, Cela, en el fondo, era una persona muy timida. Así habló acerca de sí mismo en una entrevista.
Pensaba Camilo José Cela que “El premio de quienes escriben, duerme en el corazón del lector más lejano”, pero eso no le impidió optar al premio Nobel que le fue otorgado en 1989.
Su voz se apagó el 17 de enero de 2002. Y su cuerpo descansa a los pies de un olivo centenario.
Pero las que no se borrarán serán sus palabras. Pues como Cela decía, “Hay dos clases de hombres: quienes hacen historia y quienes la padecen”. Y Camilo José cela, padeció en vida, pero sin duda también es de los hombres que han sabido hacer su propia historia.
Fuentes: Fundación Camilo José Cela
Provebia
(Vídeos) Youtube
Imagen. Elmundo.es
Nota: Pertenece a la sección "Perfiles para la historia" conducida por Teresa Bernal en RadioBetis
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